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Hijo de Jaime y Máxima, nació en una familia de pescadores, Can Jan de Mut, en Palamós el uno de abril de 1917. Instalado en Barcelona, donde ejerció el oficio de barbero, se convirtió en presidente del Sindicato de barberos de UGT y fue uno de los jóvenes fundadores del PSUC. Durante la guerra fue comisario político de este partido en la 32ª división, en los frentes de Aragón y Cataluña.
El 13 de febrero de 1939 atravesó la frontera por el Coll de Ares y después del internamiento en diversos campos franceses, fue capturado por los alemanes el 26 de junio de 1940 en el sur de la Côte d'Or, cuando intentaba pasar a la zona no ocupada. Desde el stalag VI C fue deportado al campo de Mauthausen el 24 de enero de 1941, donde recibió la matrícula 4238; allí, su experiencia organizativa y el destino como barbero de barracón le facilitaron tener un papel destacado en los círculos de información y resistencia, a partir de 1942. Una de las acciones en las que intervino fue la negativa de los barberos a duchar con agua helada, hasta su muerte, a un grupo de deportados llegados desde Auschwitz; cuando al día siguiente tuvieron que afeitarlos, de los 300 llegados sólo permanecían vivos 27.
Tras la liberación, su amistad con Émile Valley influyó en las negociaciones de éste con De Gaulle para obtener la acogida de los republicanos en Francia. Pagés fue repatriado, el 4 de junio de 1945, y prosiguió su actividad política en los círculos de exiliados, que le llevaron a participar activamente en la lucha antifranquista. En 1951, junto a otros militantes del PSUC, entre ellos Gregorio López Raimundo, fue detenido en Barcelona, a raíz de la huelga de tranvías del mes de febrero. En el Consejo de Guerra celebrado el 4 de julio de 1952 contra los 26 procesados, acusados de asociación ilegal, propaganda clandestina y actividades contra el régimen, el fiscal le pidió 15 años de cárcel, pero la sentencia los redujo a 3, que cumplió en prisión. En las acusaciones contra Pagés se reseguía su trayectoria durante la guerra civil y se le imputaba ser uno de los jefes comunistas en Barcelona que habían llegado desde Francia, cumpliendo órdenes del Comité Central. Su esposa, Felisa Girbau Arro, también fue detenida y, juzgada en el mismo proceso, fue condenada a 2 años de prisión, bajo la acusación de actuar como enlace y de repartidora de propaganda.
Una vez en libertad no desfalleció en su compromiso y se ocupó en agrupar los antiguos deportados que permanecían en España, impulsando, en el año 1962, una asociación hermana a las que existían en otros países, la Amical de Mauthausen y otros campos. En estrecho contacto con supervivientes de Francia y otros países, dotó la organización de las bases que debían garantizar la lucha por la defensa de los derechos morales y materiales de los deportados y sus familias. La obstinación de aquellos hombres y mujeres no les libró de tener que moverse en la clandestinidad, dadas las reiteradas negativas de las autoridades franquistas en la legalización de la entidad. Una de las pruebas de los ejes de solidaridad fue su intermediación para hacer llegar a los damnificados de las inundaciones del Vallés ayudas recogidas entre los antiguos deportados exiliados en Francia.
En Barcelona, residió en la calle Horizontal con su esposa Felisa Girbau y trabajó como administrativo. Su salud, dañada debido a las secuelas del internamiento, recibió un grave golpe, con un ataque de embolia en diciembre de 1971, que le sumió en un estado muy delicado, que requería un reposo total de unos cuantos meses. La situación era bastante delicada para que los compañeros de la Amical impulsasen gestiones con Émile Valley para conseguir su ingreso en el hospital Fleury, en las afueras de París, especializado en el cuidado de los antiguos deportados. Durante su convalecencia mantuvo una extensa y regular correspondencia con los compañeros barceloneses, que le permitió el contacto y los consejos en torno a la dinámica de la asociación.
Bastante recuperado, en octubre de 1972 pudo asistir a un acto capital para el futuro de la memoria de la deportación, la presentación del libro Los SS Tienen la palabra de Vicenzo y Luigi Pappalettera, publicado por la editorial Laia, donde coincidieron antiguos deportados y gente destacada de la lucha antifranquista, entre ellas Montserrat Roig, que concibió justamente, su obra capital, Els catalans als camps nazis, después de conocer y tratar a Pagés y otros deportados.
Durante los últimos años del franquismo, en medio de una dinámica movida entre la prohibición y la tolerancia, no disminuyó su actividad en actos en parroquias, centros ... para difundir la memoria de la deportación republicana y en gestiones internacionales para conseguir para los republicanos la indemnización que las víctimas del nazismo de otros países ya habían recibido desde años atrás. El año antes de su muerte pudo disfrutar de unas vacaciones en Rumania, invitado por el Comité de Antiguos Combatientes Antifascistas.
El 8 de febrero de 1978 se legalizaba, finalmente, la Amical de Mauthausen y otros campos, pero e Pagés le quedaban pocos meses de vida para disfrutar de la situación tan deseada, ja que murió a los 61 años, el 23 de diciembre de 1978. Su fallecimiento tuvo un fuerte impacto a nivel nacional e internacional, y su entierro, en Montjuic, el día de Navidad, se convirtió en un acto de afirmación de los luchadores por la democracia, desde Josep Benet, Josep Andreu Abelló, Gregorio López Raimundo, Miquel Núñez, José Sugranyes ... La prensa fue el medio de reconocimiento a Pagés de Teresa Pámies, Eduard Pons Prades, Montserrat Roig ... y las cartas de pésame llegadas de todas partes, mostraron la faceta internacionalista de los deportados republicanos